¿Es malo castrar a un gato? ¿Qué desventajas o inconvenientes puede tener?

Castrar a un gato es una decisión importante que afecta tanto a su salud como a su comportamiento. Aunque es una práctica muy recomendada por veterinarios de mascotas para evitar problemas de convivencia y controlar la sobrepoblación felina, muchos cuidadores se preguntan cuáles son los posibles efectos negativos de esta intervención.

¿Qué le pasa a un gato macho cuando lo castran?

Cuando se castra a un gato macho, se realiza un procedimiento quirúrgico sencillo y rápido que consiste en la extracción de los órganos sexuales masculinos (los testículos, en el caso de los gatos machos).

Aunque la cirugía es segura y se realiza bajo anestesia general, este procedimiento provoca cambios importantes en el organismo del gato, especialmente, a nivel hormonal y comportamental.

Cambios físicos tras la cirugía

Gato obeso

Tras la castración, la mascota suele recuperarse rápidamente, aunque es normal que, durante los primeros días, presente somnolencia, disminución del apetito o molestias leves en la zona de la intervención.

Con el tiempo, algunos gatos pueden mostrar una tendencia a ganar peso debido a la reducción de su metabolismo basal. Por ello, es importante adaptar su alimentación tras la operación.

Cambios hormonales y de comportamiento

Al eliminar la fuente principal de testosterona, los gatos castrados suelen reducir comportamientos relacionados con el instinto sexual, como el marcaje con orina o las conductas de escape.

Otro cambio en su comportamiento consiste en que suelen volverse más tranquilos y hogareños, lo que disminuye la agresividad y las peleas con otros gatos. Sin embargo, estos cambios también pueden derivar en una menor actividad física, por lo que conviene fomentar el juego y el ejercicio diario.

¿Cuáles son los efectos negativos o qué desventajas tiene castrar a un gato?

A pesar de que la castración es generalmente beneficiosa, existen algunos efectos secundarios, o negativos, y desventajas que debes considerar.

1. Aumento de peso y problemas metabólicos

Tras la castración, el metabolismo del gato se ralentiza debido a la disminución de hormonas sexuales, como la testosterona. Esto hace que quemen menos calorías y, si continúan ingiriendo la misma cantidad de comida que antes, es fácil que empiecen a ganar peso.

Riesgos asociados a la obesidad

El sobrepeso y la obesidad en los gatos no es solo un problema estético. Los gatos obesos presentan un problema de salud y, por tanto, tienen mayor riesgo de desarrollar las siguientes patologías:

● Diabetes mellitus, debido a la resistencia a la insulina.

● Problemas articulares y de movilidad, como la artrosis, por el exceso de peso que deben soportar las articulaciones.

● Enfermedades cardíacas, derivadas del esfuerzo adicional del corazón.

● Problemas respiratorios, por acumulación de grasa en el tórax y abdomen.

¿Cómo prevenir el aumento de peso?

● Adaptar la alimentación con un pienso específico para gatos esterilizados, bajo en calorías pero rico en nutrientes.

● Ofrecer raciones controladas y una dieta equilibrada, según la recomendación veterinaria.

● Fomentar el ejercicio diario con juegos, rascadores y enriquecimiento ambiental (circuitos, juguetes interactivos).

2. Problemas urinarios

Los gatos castrados, especialmente los machos, pueden desarrollar problemas urinarios por varios motivos:

● Reducción del consumo de agua, al volverse menos activos.

● Aumento de peso, que favorece la aparición de cristales en la orina.

● Cambios hormonales que afectan el pH urinario.

Entre los problemas más frecuentes están las siguientes patologías:

● Cistitis idiopática felina (inflamación de la vejiga).

● Cristales o cálculos urinarios (estruvita, oxalato).

● Obstrucción uretral, especialmente peligrosa en machos.

¿Cómo evitar los problemas urinarios?

● Proveer de agua fresca en varios puntos y fomentar el uso de fuentes automáticas.

● Dar alimentos con beneficios para la salud urinaria (dietas veterinarias específicas).

3. Cambios de comportamiento en gatos esterilizados

Aunque muchos comportamientos indeseados mejoran (como las peleas o el marcaje con orina), pueden aparecer otros problemas si el gato no tiene suficiente estimulación:

● Sedentarismo y aburrimiento, por la disminución de la actividad hormonal y sexual.

● Estrés, especialmente si hay cambios en el entorno o falta de juego.

● Apatía o aislamiento, en algunos casos.

¿Cómo evitar problemas de comportamiento?

● Enriquecer el entorno con lugares para trepar, esconderse y jugar.

● Reservar tiempo diario para interactuar y jugar con el gato.

¿Qué pasa si no quiero castrar a mi gato o no puedo asumir el precio de esterilizarlo?

Castrar a un gato no solo tiene implicaciones sobre su salud, sino también sobre su comportamiento y bienestar general. Sin embargo, algunos cuidadores dudan si hacerlo por el precio o por no estar convencidos con el procedimiento. Es importante saber qué puede ocurrir en estos casos y qué alternativas existen.

Consecuencias de no castrar a un gato

Gato jugando

Los gatos no castrados mantienen su instinto reproductivo, lo que puede dar lugar a conductas difíciles de manejar en el hogar:

● Marcaje con orina para delimitar territorio, incluso dentro de casa.

Maullidos intensos y frecuentes, especialmente, cuando perciben a hembras en celo cerca.

Intentos de escape para buscar pareja, con el consiguiente riesgo de accidentes.

Además, los gatos machos enteros son territoriales y pueden protagonizar peleas con otros gatos, aumentando algunos riesgos:

Heridas por mordeduras y arañazos, que pueden infectarse.

Transmisión de enfermedades graves, como la leucemia felina (FeLV) o la inmunodeficiencia felina (FIV).

Por último, cabe destacar que no castrar a un gato contribuye al problema del abandono y la sobrepoblación de gatos.

Consejo Santévet: un solo gato macho puede fecundar a varias hembras durante una misma época de celo, y cada hembra puede tener entre 3 y 6 crías por camada. Esto significa que, en solo un año, pueden llegar a nacer decenas de gatitos, muchos de los cuales acaban en refugios o viviendo en la calle. Castrar a tu gato es una forma directa de evitar el abandono y mejorar la vida de muchos animales.

¿Qué hacer si no puedes pagar la castración?

En muchas ciudades y comunidades existen campañas de esterilización a bajo precio o gratuita, que facilitan a los cuidadores de gatos la esterilización. Suelen estar organizadas por:

Ayuntamientos y entidades públicas.

Asociaciones protectoras de animales.

Clínicas veterinarias solidarias, que colaboran en campañas puntuales.

Pero lo más recomendable es contar con un seguro de salud para gatos, porque no solo podrás cubrir los gastos de la esterilización de tu mascota, sino que también obtendrás ventajas adicionales:

Acceso a reembolsos o coberturas completas de la castración, según el plan contratado y el bono de prevención disponible.

Cobertura de emergencias veterinarias, como accidentes, enfermedades graves o cirugías.

Tranquilidad económica, al saber que podrás ofrecerle siempre la atención veterinaria que necesite, sin preocuparte por los gastos.

Tener un seguro no solo ayuda a costear la castración, sino que garantiza una atención médica adecuada a lo largo de la vida del gato, sin que el factor económico sea una barrera.

¿Cuáles son las ventajas de castrar o esterilizar a un gato?

Castrar o esterilizar a un gato no solo mejora su comportamiento, sino que también protege su salud y reduce el riesgo de enfermedades asociadas a las hormonas sexuales.

Evita tumores mamarios, infecciones uterinas (piometra) y tumores testiculares.

Reduce comportamientos indeseados, como el marcaje con orina, las peleas y las escapadas.

Disminuye el riesgo de contagio de enfermedades graves.

Aumenta la esperanza de vida y mejora su bienestar general.

¿Cuánto cuesta castrar un gato macho o la esterilización de una gata?

La castración de un gato macho suele costar entre 80 y 120 euros, siendo un procedimiento más sencillo, económico y menos invasivo que la esterilización de una hembra.

En cuanto a las gatas, el precio de la esterilización suele estar entre 120 y 300 euros, siendo una intervención algo más compleja, ya que implica la apertura del abdomen para extraer los ovarios (y a veces el útero).