Qué son las espigas y por qué son un peligro
Las espigas son parte del ciclo de las plantas gramíneas. Se trata de las semillas de estas, que, cuando llega el calor, se secan y dan lugar a una vaina dura y alargada con forma de arpón, que puede engancharse con mucha facilidad en el pelo y en otras zonas del cuerpo de su mascota.
La época del año más peligrosa es en primavera, cuando la hierba y maleza empieza a amarillear (desde mediados o finales de mayo y sobre todo a partir de junio), ya que es cuando estas espigas podrán soltarse y ser llevadas por el viento o el roce.
El peligro que conllevan es que no solo se enganchan al pelo de tu mascota, sino que los animales pueden llegar a clavarse una espiga y que esta se introduzca en partes delicadas de su cuerpo. Incluso, pueden llegar a migrar a una zona profunda, originando problemas más graves.
Se pueden encontrar espigas en cualquier parte del cuerpo de su perro o gato, pero las localizaciones más frecuentes son:
- En las orejas.
- En los ojos.
- En espacios interdigitales y almohadillas de las patas.
- En la nariz y entre los dientes.
- En vulva y prepucio.
- En la piel.
Los gatos y perros de pelo largo tienen más probabilidades de tener problemas con las espigas. Además, los perros de orejas largas y caídas presentan mayor predisposición a las inflamaciones de oído por entrada de espigas.
Principales problemas que pueden producir las espigas en tu mascota
- Otitis: las orejas son un lugar muy típico en el que se alojan las espicas, dado que se enganchan al pelo del pabellón de la oreja y se desplazan al fondo del oído sin ser vistas. Notarás que tu perro o gato sacude frecuentemente la cabeza y la inclina hacia el lado del oído afectado, mostrando además dolor o molestia. Se puede producir entonces una otitis con inflamación y secreción que puede ser purulenta o ceruminosa. Es importante acudir al veterinario, el cual evaluará el conducto auditivo y se encargará de extraerle la espiga. En muchos casos será necesaria la sedación de tu mascota, ya que es un proceso doloroso para ellos.
- Lesiones oculares: la espiga puede introducirse en el ojo quedando oculta bajo el párpado. Verás que se le inflama ese ojo y habrá legañas verdosas. Además, los animales suelen estar inquietos intentando rascar la zona. Es una consulta de urgencia veterinaria para evitar lesiones mayores, como úlceras corneales.
- Heridas e infecciones entre los dedos, en almohadillas y en otras zonas del cuerpo: las espigas son capaces de perforar y entrar en la piel. Normalmente la espiga se queda clavada en la piel, bajo la capa más superficial, pudiendo llegar a provocarse heridas y a la aparición de "bultos" o abscesos. Podrás observar que tu perro o gato se está lamiendo la zona afectada, la cual estará mojada, caliente o inflamada. Será necesario llevarle al veterinario para que este extraiga la espiga y los restos, retirando el pelo y desinfectando. En algunas ocasiones, cuando la espiga no es detectada, se puede producir el movimiento de esta hacia zonas más profundas del cuerpo, agravándose el problema y siendo necesario realizar una cirugía para la extracción.
- Secreción nasal y estornudos producidos por espigas: puede ocurrir la aspiración de la espiga en el momento del olfateo. Observarás que el gato o perro estornuda de forma continua, para intentar expulsar la espiga, pudiendo aparecer también sangrado por la nariz. Debes llevarlo rápidamente al veterinario para que sea sedado y se extraiga la espiga con unas pinzas especiales. Hay un alto riesgo de que la espiga pase a zonas más profundas, pudiendo llegar incluso hasta el pulmón, en cuyo caso será necesaria una endoscopia.
- Lamido y secreción del aparato urogenital: es más común en las hembras, ya que las espigas se enganchan en el momento de orinar, pero también puede ocurrir en machos. La espiga se introduce en vulva o prepucio, provocando inflamación de la zona. Se puede complicar el problema, dando lugar a infección y dificultad para orinar.
- Problemas en cavidad oral: al coger objetos que están en la hierba, la espiga podría entrar en la boca de tu mascota. Puede ocurrir que esta se clave en la encía o incluso que sea tragada y quedé en el esófago, lo cual dará lugar a arcadas y náuseas.
Si observas alguno de los síntomas anteriores, deberás acudir inmediatamente al veterinario para que realice la exploración del animal y el problema no se agrave. Quita la espiga solo en el caso de que esta se encuentre visible y esté alojada de forma superficial. Si la espiga no se encuentra accesible, no debes manipular a tu mascota, así evitarás introducirla más y hacerle daño.
¿Cómo se puede prevenir este problema?
- Evita las zonas con mayor cantidad de espigas y campo seco, sobre todo en época de primavera y verano.
- Si tu mascota es de pelo largo o semilargo, es muy recomendable acudir a la peluquería. Será mejor que durante esta época tenga el pelo corto y se le afeiten bien la cara interna de las orejas, así como las axilas y extremidades, evitando también que el pelo se enrede.
- Dedica unos minutos a revisar a su perro o gato después del paseo o de que salga a la calle o al campo. El uso de cardas o peines metálicos son muy recomendables para buscar espigas en distintas zonas del cuerpo. Si, además, estás atento a su comportamiento, podrás detectar enseguida si se sienten molestos o si su gato o perro se lame la zona afectada de su cuerpo de forma muy insistente.
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