Los perros y los gatos pueden estar expuestos a determinados factores, estímulos o actividades que lastiman el globo ocular y que deben ser tenidos en cuenta para evitar molestias en los ojos e incluso infecciones o enfermedades. En función de la raza, el ambiente en el que se mueven, e incluso el tipo de alimentación y la presencia de otras posibles enfermedades, pueden provocarse lesiones oculares.
La limpieza de los ojos en perros y gatos
Los ojos de nuestras mascotas, al igual que ocurre en las personas, segregan una serie de fluidos que mantienen el ojo húmedo y en buenas condiciones. En muchas ocasiones, sobre todo en algunas razas, estos fluidos se pueden resecar y acumular en las comisuras de los ojos, dando lugar a legañas.
Las legañas, cuando el ojo está sano, suelen ser de un color blanquecino. Estas se pueden quedar pegadas en el lagrimal de forma que, si no se los ayuda a limpiar y retirar los restos, estos pueden llegar a irritar la piel de la zona.
Hábitos de higiene para la limpieza ocular
Es importante adquirir una serie de hábitos de higiene para cuidar los ojos de los perros o gatos en casa de forma segura.
Entre los métodos más sencillos para llevar a cabo esta limpieza están los siguientes:
- El uso de suero fisiológico o colirios preparados para este fin. Hay una gran cantidad de productos de uso exclusivo para mascotas, preparados para una buena limpieza ocular de perros o gatos. En el caso de que se desee utilizar productos de uso humano, se debe consultar antes con el veterinario.
- Utilizar un paño húmedo o una esponja suave humedecida con agua templada, sin llegar a empaparlos del todo para evitar que el animal se sienta incómodo cuando se le esté limpiando la zona.
- Existen en el mercados toallitas ya preparadas para la limpieza ocular. Hay gran variedad de precios según el tipo de ingredientes que se usan, de modo que es aconsejable elegir aquellas dirigidas a animales y que sean de calidad.
- Intentar no utilizar toallitas o servilletas de papel, ya que, al estar mojadas, pueden dejar pequeños trozos que podrían introducirse en los ojos. También se debe evitar el uso de champús en esta zona porque pueden generar irritación.
- En ocasiones, sobre todo en razas de hocico corto, se suelen forman una serie de manchas en la zona del lagrimal y en los pliegues de la piel del hocico, resultado de la oxidación de la lágrima. A veces esto se presenta acompañado de irritación de la piel. Existen productos en el mercado que van a ayudar a eliminar estas manchas, que suele costar más limpiar con otras elaboraciones.
Este tipo de rutina de limpieza se puede llevar a cabo siempre que haya acúmulo de legaña, de forma periódica una o dos veces a la semana, o cuando el animal ha estado expuesto a algún factor que le pueda afectar (por ejemplo, un paseo por el bosque o un exceso de polvo en su entorno).
¿Cómo poner un colirio o pomada a un perro o gato?
Ya sea para llevar a cabo una limpieza rutinaria de las mascotas como para seguir con éxito un tratamiento pautado por el veterinario, aquí se describen una serie de pasos que pueden ser de ayuda:
- Colocar al animal sobre una mesa, una superficie elevada o en el regazo, según lo que resulte más cómodo.
- Sostener la cabeza del perro o gato con la mano no dominante, dejando el pulgar próximo al párpado superior del ojo en el que llevará a cabo la limpieza o se administrará la medicación. El resto de dedos estarán sujetando la mandíbula con firmeza.
- Inclinar la cabeza del animal hacia arriba.
- Abrir sus párpados con el pulgar, tirando del párpado superior hacia atrás.
- Con la mano que está libre, sujetar el colirio o pomada y dejar que vayan cayendo las gotas. La punta del aplicador debe estar a unos centímetros y nunca llegar a tocar el ojo, ya que podría provocarle daño e irritación o contaminar el producto en caso de tratarse de una infección ocular.
- Poner una o dos gotas del colirio o, en el caso de tratarse de una medicación, administrar la cantidad de gotas pautadas por el veterinario. Aplicar más cantidad no hará que quede más limpio o cure antes, solo se conseguirá desperdiciar producto. En el caso de pomadas, será suficiente con una cantidad del tamaño de un grano de arroz y, cuando el animal cierre el párpado, quedará distribuida por todo el ojo.
- Finalizar dejando que el producto se distribuya sin llegar a frotar sus ojos y premiar a la mascota para que asocie este proceso a algo positivo.
Tanto para los colirios como para las pomadas es importante cumplir de forma correcta las recomendaciones de conservación y almacenamiento, siendo en muchas ocasiones necesario guardarlos en refrigeración.
¿Cuándo puede ser necesario acudir al veterinario? Problemas oculares más frecuente en el perro y el gato
Aunque hay una gran cantidad de enfermedades descritas dentro de la oftalmología veterinaria, estos son algunos de los procesos y lesiones oculares más comunes que harán que se deba acudir inmediatamente al veterinario:
- Conjuntivitis: puede ser alérgica, infecciosa por presencia de algún virus o bacteria, secundaria a un cuerpo extraño dentro del ojo, por irritación por polvo o sustancias químicas o como consecuencia de otras enfermedades. Como síntomas más evidentes, se observará dificultad para abrir el o ojos afectados y una gran cantidad de secreción ocular.
- Úlcera corneal: se produce una lesión grave en la córnea si el animal sufrió algún traumatismo o infección, o puede deberse a agentes químicos, entre otras causas. Mostrará dolor, ojos irritados, lagrimeo e intolerancia a la luminosidad.
- Glaucoma: se trata de una elevación de la presión ocular que puede dar lugar a cambios en la retina, ocasionando pérdida de la visión. Puede ser causado por factores genéticos o secundario a otros procesos, anormalidades o enfermedades oculares. Se llegan a observar unos ojos irritados o rojos, con la pupila dilatada y suelen mostrar dolor de forma evidente. Se puede notar también el agrandamiento del globo ocular y que el animal se choca con objetos o se mueve más torpemente por la pérdida de visión.
- Cataratas: la gran mayoría de estas son por causas hereditarias y son más frecuentes en perros que en gatos. También pueden aparecer en animales con diabetes, por deficiencias nutricionales o ser secundarias a otras enfermedades oculares. Pueden darse junto con un aumento de la presión ocular, ocasionando una catarata glaucoma. Los síntomas serán sobre todo la apreciación de opacidad en el ojo o la presencia de pequeños cristales dentro, y la sensación de pérdida de visión, sobre todo por la noches o en momentos de escasez de luz.
En cualquier caso, es necesario preocuparse y cuidar la salud ocular de mascotas para garantizarles la mejor calidad de vida posible.
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